La región se enfrenta a un dilema climático. La aplicación de medidas para disminuir de ahora al 2050 las emisiones de contaminantes de corta vida, como el carbono negro, puede reducir el calentamiento del continente en casi un grado centígrado y disminuir en más del 20 % la tasa de mortalidad por contaminación del aire. De lo contrario, si no se toman medidas, la mortalidad por esta causa se duplicará. (Foto - Contaminación en Cd. de México)
La primera Evaluación Integrada de los Contaminantes Climáticos de Vida Corta, publicada este jueves por la agencia de la ONU para el Medio Ambiente y la Coalición Clima y Aire Limpio, muestra cómo América Latina podría reducir en 0,9°C el aumento de la temperatura regional para 2050 si aplica medidas estratégicas para disminuir estos contaminantes climáticos, entre los que se encuentran el carbono negro o hollín, el metano, el ozono troposférico y los hidrofluorocarbonos.
Controlar estos contaminantes peligrosos reportaría beneficios inmediatos y a largo plazo para la salud y la seguridad alimentaria: se podría disminuir en un 26 % la tasa anual de muertes prematuras asociadas a la contaminación por material particulado fino y en 40 % las muertes vinculadas al ozono.
A la vez, se evitaría la pérdida de entre 3 y 4 millones de toneladas de cultivos básicos cada año.
El estudio, en el que han participado el trabajo de 90 autores dirigidos por un grupo de expertos, señala que el potencial de calentamiento global de todos los contaminantes climáticos de vida corta es entre cientos y miles de veces mayor que el del dióxido de carbono. Además, el carbono negro y el ozono también perjudican gravemente la salud humana y de las plantas.
La población y la agricultura ya sufren
La evaluación reveló que la mala calidad del aire y el cambio climático ya están afectando a las poblaciones vulnerables y al medio ambiente de la región, y ocasionando muertes prematuras, disminución del rendimiento de las cosechas y daños a los ecosistemas.
Se estima que en 2010 murieron de forma prematura en la región 64.000 personas debido a la exposición a material particulado fino y al ozono troposférico.
El ozono también fue responsable de una pérdida de rendimiento de los cultivos de soja, maíz, trigo y arroz estimada en 7,4 millones de toneladas. Se prevé que, si no se toman medidas para mejorar la calidad del aire, de aquí a 2050 la mortalidad prematura anual a causa del particulado fino y la exposición al ozono casi se duplicarán, en tanto que las pérdidas anuales de cultivos podrían ascender a 9 millones de toneladas.
“Este informe recomienda medidas concretas encaminadas a reducir los contaminantes climáticos de vida corta. Si los países de la región las ponen en marcha, contribuirán a mantener el aumento de la temperatura del planeta por debajo del umbral de 2°C establecido en el Acuerdo climático de París”, dijo Leo Heileman, Director Regional para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
“Los países de la región están trabajando conjuntamente para redoblar los esfuerzos de mitigación y adaptación al cambio climático. Estas medidas apoyan la Agenda 2030, ya que reducen la vulnerabilidad e impulsan el crecimiento económico y la innovación en esferas como las de la energía limpia y la eficiencia energética”, afirmó Heileman.
La agricultura, el transporte y la refrigeración doméstica y comercial son los sectores que producen las mayores emisiones de metano, carbono negro, material particulado e hidrofluorocarbonos, respectivamente.
Medidas concretas
Para 2050, podrían reducirse un 45 % las emisiones de metano a través de seis intervenciones en cuatro sectores:
- la producción y distribución de petróleo y gas, mediante la recuperación y el uso de los gases liberados en la producción de petróleo y gas.
- la gestión de residuos, gracias a la separación y el tratamiento de los residuos sólidos municipales biodegradables.
- la minería del carbón.
- la agricultura, a través de la recuperación del biogás del estiércol del ganado.
Con respecto a las emisiones de carbono negro, pueden reducirse más de 80 % de aquí a 2050 en la mayoría de los países si se hace hincapié en:
- Las iniciativas encaminadas a modernizar las cocinas y las estufas.
- La adopción de normas equivalentes al estándar Euro VI sobre vehículos diésel.
- La incorporación de filtros de partículas diésel en los vehículos.
- La eliminación de los vehículos con altas emisiones.
- El cumplimiento de las prohibiciones de quema de residuos agrícolas a cielo abierto.
Para la misma fecha se podría suprimir el empleo de hidrofluocarbonos:
Mediante el uso de alternativas amigables para el clima en los equipos de refrigeración y climatización.
Helena Molin Valdés, Jefa de la Secretaría de la Coalición Clima y Aire Limpio, manifestó que el informe constituye una oportunidad para los Estados y una invitación a que estos fortalezcan las iniciativas nacionales y la cooperación regional a fin de reducir este tipo de contaminantes.
“El informe describe las esferas en las que los países pueden y deben actuar de manera más ambiciosa para reducir el calentamiento global y mejorar la calidad del aire a corto plazo”, comentó Molin Valdés.
“Unas políticas públicas más exigentes y un mayor control de la contaminación pueden impulsar los incentivos económicos y los beneficios para la acción climática, la salud, la agricultura y el desarrollo sostenible. Resulta esencial actuar con rapidez”, añadió Molin Valdés.
En el informe técnico que acompaña a esta evaluación (Progresos y oportunidades de la reducción de los CCVC en la región de América Latina y el Caribe) se presentan ejemplos de iniciativas y medidas que han contribuido a reducir eficazmente las emisiones de contaminantes climáticos de vida corta. Noticias ONU