lunes, 26 de septiembre de 2016

Protegiendo al adax, un sobreviviente del desierto

Aunque el adax podría confundirse con un espejismo en el Sahara, está perfectamente adaptado a las condiciones extremas. No obstante, está en peligro de extinción debido a la caza furtiva y a la pérdida de su hábitat.

Temperaturas elevadas, prácticamente sin precipitaciones, enormes tormentas de arena y poca vegetación. La vida en el desierto del Sahara es dura. Pero hay un animal que se adapta perfectamente a estas condiciones aparentemente imposibles: el adax, un antílope fantasmal con largos y retorcidos cuernos.

El adax, o antílope blanco, rara vez necesita beber porque obtiene la mayor parte del agua que necesita de las plantas que come. Sus anchas y planas pezuñas evitan que se hunda en la arena, y su piel cambia de color de marrón en invierno a blanco en verano para reflejar mejor el calor y mantenerse fresco.

Las manadas de adax habitaron una vez el norte de África en abundancia, pero la destrucción de su hábitat y la caza incontrolada de los animales por su carne, cuernos, cuero, y más recientemente como deporte, han conducido a esta especie al borde de la extinción en estado silvestre. Un nuevo estudio ha demostrado que la pequeña, pero todavía viable población de 200 animales de 2010, se ha reducido a tres en la actualidad.

“Estamos siendo testigos en tiempo real de la extinción de esta especie icónica, que una vez abundó”, decía Jean-Christophe Vié, director adjunto de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en mayo, cuando se hizo público el estudio.

Hoy en día el antílope habita principalmente en Níger, en la parte occidental del Chad y en Mauritania. En Níger, los problemas de los antílopes comenzaron en 2008 cuando el país otorgó concesiones para la perforación de petróleo a la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC, en sus siglas en inglés) en el sureste del país, el último hábitat importante de esta especie.

Desde entonces, los camiones y las excavadoras han dispersado las manadas de adax. Y los soldados, cuyo trabajo consistía en proteger las perforaciones, se han dedicado a la caza furtiva de estos animales, a pesar de la existente prohibición.

En 2011 las poblaciones de adax sufrieron otro revés con la guerra civil en Libia. La caída del régimen de Muamar el Gadafi “condujo a un éxodo de la milicia con armas y vehículos todoterreno a los países vecinos, en áreas que albergan grandes poblaciones de fauna silvestre”, explica la UICN.

“Sin una intervención inmediata, el adax perderá su batalla por la supervivencia por culpa de la incontrolada caza furtiva y la pérdida de su hábitat”, afirma Vié.

Cooperando para el éxito

Grupos como la UICN y el Fondo de Conservación del Sahara (SCF, en sus siglas en inglés) cooperan con el gobierno nigeriano para proteger a los antílopes.

En 2012, se inauguró la Reserva Natural de Termit & Tin Toumma, en el este de Níger, para proteger al adax y a otras especies salvajes. Con un área aproximadamente del tamaño de Hungría, esta zona que se describe como el Arca del Desierto de Noé es el área protegida más extensa de África. Pero es una gran área para proteger y patrullar y los cazadores furtivos se introducen una y otra vez a través de la red.

Los conservacionistas han diseñado un plan de acción para recuperar las poblaciones silvestres de adax, ayudando a mejorar la capacidad del servicio nigeriano para la vida silvestre (Niger Wildlife Service). Además, están cooperando con la población local para gestionar las áreas protegidas.

Grupos como el Fondo de Conservación del Sahara (SCF, en sus siglas en inglés) quieren, asimismo, tener en cuenta los intereses comerciales chinos y de las autoridades nigerianas para controlar la caza furtiva y minimizar el impacto de la explotación petrolera en el hábitat de los antílopes.

“Los grupos con intereses comerciales en el desierto podrían contribuir de manera importante a la conservación del adax, colaborando con las autoridades para proteger la vida silvestre e introducir prácticas más sensibles”, señala Thomas Rabeil, de SCF, en un comunicado reciente.

Si los esfuerzos fallan, el escurridizo adax podría correr la misma suerte que el antílope orix de cuernos de cimitarra, que también vivía en el desierto, pero se extinguió en estado silvestre en la década de 1990 debido a la caza y a la pérdida de hábitat. El tiempo no se detiene.