- En la ciudad costera de Quintero, en Chile, los habitantes se quejan de problemas respiratorios, mareos y vómitos causados por nubes tóxicas procedentes de la industria afincada en la zona.
Las coloridas barcas flotan en la bahía de Quintero en la costa de Chile, mientras en el cielo seven nubes oscuras procedentes de las chimeneas industriales. En la zona viven aproximadamente 40.000 personas, la mayoría de ellas del turismo y la pesca. Pero las playas están vacías y muchos pescadores han perdido sus empleos.
Claudio Hernández, líder del sindicato de pescadores S24 en Quintero, dice que "la industria ha causado muchos daños, y los comerciantes no compran nuestros peces debido a los metales pesados". El sindicato se formó en 2014, después de que más de 30.000 litros de petróleo se derramaron en el mar como resultado de un accidente de la estatal Empresa Nacional del Petróleo (ENAP).
Las empresas niegan cualquier responsabilidad
ENAP es una de las empresas que se establecieron en la zona costera desde la industrialización en la década de 1960, y ahora son culpadas de contaminar el aire, el agua y el suelo. Se trata de centrales eléctricas de carbón, plantas químicas y plantas de procesamiento de petróleo, entre ellas, el grupo estatal de minería de cobre Codelco y la compañía petrolera Copec.
Alejandro Ochoa trabaja para un contratista de ENAP y es miembro del sindicato industrial Bahía Quintero Puchuncaví. "Los trabajadores somos los primeros que padecemos intoxicaciones. Las empresas no se responsabilizan de sus trabajadores ni tampoco de los habitantes del lugar", se queja.
"Zona de sacrificio"
Los chilenos llaman a esa región la "zona de sacrificio", porque se dejó en manos de la industria sin importar las consecuencias para la población y el medio ambiente, y se "sacrificó" para que el país creciera económicamente. "Las empresas están obteniendo cada vez más ganancias y los habitantes son cada vez más pobres", dice enfadado Sebastián Santos, portavoz del Cabildo de Quintero-Puchuncaví. "La contaminación de las empresas destruye el turismo y la pesca", añade.
Por esos motivos, el cabildo exige la regulación estatal de las empresas industriales y una investigación de toda la población para determinar las causas exactas de las intoxicaciones.
Mareos, vómitos, malestar
El 21 de agosto de 2018, la contaminación del aire en Quintero y Puchuncaví alcanzó un nuevo récord. La estudiante de 17 años Tayra Pizarro lo recuerda exactamente: "Muchos de mis compañeros tenían dolor de cabeza, vomitaron y se desmayaron. Estaba enferma y mareada, pero no sabía por qué. Luego, el maestro nos dijo que se trataba de una intoxicación por inhalación de gases". Más de 50 estudiantes y maestros fueron hospitalizados ese día y las clases se suspendieron durante un mes.
Según un informe del Ministerio de Salud de Chile, 1.398 personas fueron tratadas por intoxicación de gas en hospitales locales entre el 21 de septiembre y el 18 de octubre de este año. Los más afectados fueron niños y adolescentes, cuyo sistema inmunológico es más débil que el de los adultos. También fueron los estudiantes quienes protestaron en las calles en las siguientes semanas y atrajeron la atención de los medios de comunicación chilenos.
El gobierno envió un equipo de expertos a Quintero y Puchuncaví, que detectaron más de 120 gases diferentes en el aire. Uno de ellos era el cloroformo de metilo, prohibido en Chile desde 2015. El contacto con él causa los mismos síntomas de los que se quejaron los habitantes de Quintero: mareos, dolor de cabeza, vómitos.
Muchos indicios apuntaron a la compañía química Oxyquim, que comercializó cloroformo de metilo durante mucho tiempo con su nombre químico tricloroetano, pero esta niega cualquier responsabilidad. En un comunicado, la empresa aseguró que "no utiliza, comercializa ni almacena ningún componente relacionado con los daños en Quintero y Puchuncaví".
Niveles de contaminación superan los estándares internacionales
Birgit Gerstenberg, representante de las Naciones Unidas en Sudamérica, visitó la región y expresó su preocupación por el impacto de la contaminación en la población. Señaló que el Estado debe estar "comprometido con la protección de los derechos humanos a través de la legislación y las instituciones".
La Organización Internacional de la Salud advirtió sobre la alta presencia de arsénico en la región costera, que es absorbido por el agua y causa cáncer. La concentración promedio de arsénico en Quintero y Puchuncaví, según un estudio del Ministerio de Salud de Chile, es 23 veces mayor que la permitida en la Unión Europea. En el país no hay regulaciones al respecto.
El 15 de noviembre, en muchas ciudades de Chile, la gente salió a la calle para protestar por la contaminación en Quintero y Puchuncaví como muestra de solidaridad con las personas afectadas. (rmr/er) Ecología | DW | 16.11.2018