ONU - El aumento del nivel del mar está amenazando el patrimonio único de Rapa Nui, más conocida como la Isla de Pascua y ubicada en el Océano Pacífico, a 3,700 kilómetros de la costa continental de Chile. Olas cada vez más fuertes están erosionando los petroglifos y los moai, las icónicas estatuas colosales que representan a los antepasados, así como las plataformas, o ahu, en las que éstos decansan.
Las olas rompen furiosas contra la costa y los acantilados de Rapa Nui, la isla habitada más remota del planeta.
Camilo Rapu, director del Parque Nacional Rapa Nui, señala algunos antiguos petroglifos empotrados en el borde de un acantilado erosionado. “Aquí ya hemos perdido piezas invaluables talladas en rocas. Simplemente se derrumbaron en el mar a causa del poder de las olas”, dice.
El aumento del nivel del mar está amenazando el patrimonio único de esta diminuta isla, conocida en español como Isla de Pascua y ubicada en el Océano Pacífico, a 3,700 kilómetros de la costa continental de Chile. Olas cada vez más fuertes están erosionando los petroglifos y los moai, las icónicas estatuas colosales de la isla que representan a los antepasados, así como las plataformas, o ahu, en las que éstos decansan.
Alrededor de 900 moai y 300 ahu fueron hechos a mano por descendientes de colonos de la Polinesia Oriental entre los siglos XI y XVII, lo que otorgó a Rapa Nui un paisaje incomparable.
Estas joyas arqueológicas están catalogadas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y representan el principal atractivo para el turismo, del que mayormente depende la economía de la isla.
Como otras comunidades isleñas en el Océano Pacífico, Rapa Nui enfrenta el impacto adverso del cambio climático, la contaminación por plásticos y otros desafíos ambientales, y está buscando soluciones innovadoras para abordarlos.