Sídney (Australia), 25 feb (EFE).- El Gobierno australiano anunció hoy un plan contra el cambio climático de 3.500 millones dólares australianos (unos 2.503 millones dólares o 2.207 millones euros) para alcanzar su objetivo de reducción de emisiones en 2030.
"Reconocemos que tenemos que hacer frente al cambio climático", dijo el primer ministro, Scott Morrison, que insistió en que los australianos no tienen que escoger "entre la economía y el medio ambiente".
El plan incluye la implementación de un Fondo de Solución Climática de 2.000 millones de dólares australianos (1.429 millones dólares o 1.260 millones euros), la pieza central de su política climática, para alcanzar sus objetivos de reducción de emisiones.
Este fondo, que es una extensión del Fondo de Reducción de Emisiones creado en 2014 por el entonces primer ministro Tony Abbott cuando este eliminó el impuesto a las emisiones de carbono, apunta a reducir las emisiones en entre un 26 y un 28 por ciento en 2030.
Este fondo financiará a gobiernos locales, empresas y agroganaderos para que pongan en marcha proyectos de vegetación, para la reducción de incendios o el reemplazo de sus sistemas de alumbrado y refrigeración.
La medida fue calificada como "demasiado poco, demasiado tarde" por el Consejo del Clima, un organismo independiente creado tras la disolución de una comisión gubernamental por el clima ordenada por Abbott, uno de los defensores de la producción de carbón en Australia.
"El gobierno federal ha fracasado en hacer frente al cambio climático porque no se ha centrado en la reducción de nuestra dependencia en los combustibles fósiles, particularmente en sectores como la electricidad y el transporte", dijo la directora ejecutiva del consejo, Amand McKenzie.
"Australia seguirá escupiendo más y más contaminación a la atmósfera", añadió McKenzie en un comunicado.
Morrison hizo el anuncio en medio de las diferencias en el Partido Liberal sobre política energética y a menos de tres meses de las próximas elecciones, en las que el alto coste de la electricidad, generada en gran parte con carbón, es una de las preocupaciones de los electores.
Las diferencias sobre la política energética ha sido clave en la caída de varios primeros ministros en la última década, tanto laboristas como liberales, en un país que es uno de los principales contaminadores del mundo per cápita y con un retraso en la transición a las energías limpias. Sociedad