El agua es un elemento clave del desarrollo sostenible.
Este año, la conmemoración del Día Mundial del Agua se centra en los vínculos entre el agua y la energía.
Ambos son imprescindibles para erradicar la pobreza, y las interacciones entre ellos pueden facilitar o dificultar nuestros esfuerzos por construir sociedades estables y garantizar una vida digna para todos.
El cambio climático, derivado en gran medida del uso insostenible de la energía, incrementará el estrés hídrico y la escasez de agua en muchas regiones. Si se mantiene la actual tendencia al calentamiento, las iniciativas orientadas a facilitar el acceso universal al agua y la energía se verán afectadas.
Los vínculos entre el agua y la energía, que son muchos y muy estrechos, requieren políticas coherentes e integradas y estrategias innovadoras. Tanto el uso del agua como la generación y la distribución de electricidad deben ser equitativos y eficientes para que todos los usuarios reciban la parte que en justicia les corresponde.
Estos son los objetivos de la labor que llevan a cabo ONU-Agua y la iniciativa Energía Sostenible para Todos. Estas cuestiones también son de crucial importancia en nuestros debates sobre la agenda para el desarrollo después de 2015.
En el Día Mundial del Agua, comprometámonos a crear las políticas necesarias para garantizar que el agua y la energía sostenibles estén al alcance de todos, y no solo de unos pocos.