Berlín, 20 de marzo, 2017 (AP). Dos organismos internacionales dijeron el lunes que el mundo necesita cambiar rápido la producción de energía y abandonar los combustibles fósiles para evitar un peligroso aumento de la temperatura global.
En informes separados, la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés) concluyeron que un cambio fundamental en la forma de producir energía requerirá una inversión considerable, aunque también habría grandes ahorros y muchos nuevos puestos de trabajo.
Los reportes describen los escenarios que mantendrían el aumento medio de la temperatura por debajo de los 2 grados centígrados (3.6 Fahrenheit), frente a la época preindustrial.
Asegurar con una probabilidad de dos tercios que esto ocurra "requerirá un aumento sin precedentes de todas las tecnologías de baja emisión de carbono en todos los países", explicó la IEA.
Entre las ambiciosas medidas para lograr esta "transición" se incluirían "la rápida eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles, el aumento del precio del CO2 a niveles sin precedentes, reformas extensas en el mercado energético, y mandatos estrictos para reducir la emisión de carbono y de eficiencia energética", agregó.
"Estas políticas deberían ser introducidas de forma inmediata y completa en todos los países", señaló la IEA.
El estudio de IRENA concluye que una "acción temprana es crítica" y que no actuar con rapidez solo incrementará los costos en el futuro.
El escenario previsto por IRENA prevé además la creación de más empleos de los que se destruirán.
Los dos reportes difieren también en la medida en la que los combustibles fósiles pueden seguir formando parte de la producción de energía, especialmente en el caso de opciones más limpias como el gas natural.
Ambos estudios se publicaron antes de una cumbre sobre energía y cambio climático en Berlín que se espera que atraiga a más de un millar de participantes.
El encuentro, organizado por Alemania, llega en un momento de incertidumbre sobre el papel que jugará Washington en la lucha global para limitar el calentamiento global. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se comprometió a retirar los compromisos para luchar contra el cambio climático realizados por su antecesor, Barack Obama.