Lisboa, 2 may (EFE).- Mil millones de personas en el mundo todavía no tienen acceso a la electricidad y se espera que 674 millones continúen sin ella en 2030, año en el que el 21 % del consumo energético mundial procederá de las renovables.
Son dos de las conclusiones del Informe sobre el Progreso Energético elaborado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y el Banco Mundial (BM), entre otras entidades, y presentado hoy en Lisboa, que muestra que los números aún están lejos de alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU para 2030.
"Los últimos datos muestran claramente que necesitamos más acción y liderazgo político si queremos cumplir con nuestra promesa de no dejar a nadie atrás", señaló la representante de la ONU para la energía sostenible, Rachel Kyte.
La ONU establece como meta que ese año se alcance un acceso universal a la electricidad, pero "si las políticas actuales y las tendencias de población continúan", en 2030 todavía habrá 674 millones de personas viviendo sin electricidad, el 8 % de la población mundial, alerta el informe.
Las zonas con mayor déficit de acceso siguen siendo el África subsahariana y el sur de Asia, a pesar de los progresos conseguidos en los últimos años en países como Bangladesh, Etiopía, Kenia y Tanzania.
Entre 2010 y 2016, cerca de 40 países alcanzaron el acceso universal a la electricidad, entre ellos Marruecos, Egipto, Brasil, México, Chile, Argentina, Uruguay, Ucrania, China, Irak e Irán.
Aún más lejos quedan los objetivos en cuanto a las energías limpias para cocinar, ya que la ONU aspira a lograr el acceso universal en 2030 y el informe estima que en ese año sólo el 73 % de la población pueda cocinar con sistemas no contaminantes.
"Si la trayectoria actual continúa, 2.300 millones de personas continuarán usando sistemas tradicionales para cocinar en 2030, perpetuando gran parte de los impactos negativos en la salud, el medioambiente, el clima y el desarrollo", recoge el documento.
Actualmente unos 3.000 millones de personas continúan cocinando con sistemas contaminantes, como la quema de madera o carbón, que provocan cuatro millones de muertes prematuras anuales.
En materia de renovables, los objetivos de desarrollo de la ONU establecen el incremento "sustancial" de las fuentes de energía limpias, que en 2030 cubrirán el 21 % del consumo energético total, frente al 17,5 % de 2015.
"Hay una necesidad urgente de actuar en todas las tecnologías, especialmente en renovables y eficiencia energética, que son claves para cumplir con tres objetivos críticos: acceso a la energía, mitigar el cambio climático y reducir la polución en el aire", señaló el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol.
El sector de la electricidad, que representa el 20 % del consumo final de energía, registró un "rápido progreso" en la expansión de las renovables gracias a la caída de los costes de la eólica y la solar, lo que permitió que las energías limpias alcanzaran el 22,8 % del total en 2015.
El 80 % restante procede de sectores con ratios de renovables muy bajos, como los transportes, o que se han estancado, como los sistemas de calefacción, y el informe alerta de que serán necesarios "esfuerzos mucho mayores" para aumentar la penetración de las energías limpias en estos ámbitos.
Como soluciones, sugiere la implantación de sistemas centrales de energía basados en biomasa, energía geotérmica o solar, o el uso de vehículos eléctricos.
En términos positivos, el informe destaca el caso de China, que acumuló el 30 % del crecimiento total en renovables en 2015; del Reino Unido, cuyo crecimiento multiplicó por cinco la media global entre 2010 y 2015, y Brasil, donde el porcentaje de renovables sobre el total duplicó la media mundial.
En cuanto a la eficiencia, el texto apunta mejoras en el indicador de intensidad energética, que mide la energía necesaria para producir riqueza, y que se redujo a un ritmo del 2,2 % desde 2010.
Sin embargo, todavía está lejos de las metas de la ONU, ya que el informe estima que en 2030 se sitúe en el 2,4 %, inferior al 2,6 % que se recoge en los objetivos de desarrollo sostenible. EFE