La subdirectora general de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Maria Helena Semedo destacó en la inauguración de un simposio internacional sobre la materia que la contaminación de los suelos perjudica la salud humana, la seguridad alimentaria y la productividad agrícola.
"Se requieren con urgencia prácticas sostenibles apoyadas por evidencias científicas, investigación, educación y concienciación social", dijo Semedo, que instó a ayudar a los usuarios de las tierras a evaluar y prevenir la contaminación, mitigar sus efectos negativos y recuperar los suelos dañados.
La FAO publicó un informe en el que alerta de que existe muy poca información sobre el alcance de ese problema, que reduce los rendimientos de los cultivos y los puede volver perjudiciales para el consumo humano.
Un riesgo cada vez mayor lo representan las sustancias de tipo biológico, hormonal o farmacéutico, así como los viejos dispositivos electrónicos o los plásticos que acaban en el suelo, sin olvidar elementos peligrosos como el arsénico, el plomo o el cadmio.
Otras actividades humanas que también contaminan son la minería, las fábricas, los productos derivados del petróleo o los pesticidas y fertilizantes usados en la agricultura, cuyo uso estimado se duplicará para 2050.
Semedo insistió en que el vertido de residuos en forma de pesticidas, fertilizantes, antibióticos y metales pesados en el agua y los terrenos que se utilizan para la agricultura supone una importante fuente de contaminación.
La producción de químicos ha crecido rápidamente en las últimas décadas y hasta 2030 lo hará a un ritmo anual del 3,4 %, según el estudio, que detalla que en 2015 la industria europea produjo 319 millones de toneladas de sustancias químicas, de las que 117 millones eran considerados peligrosos para el medioambiente.
Además, el crecimiento de las ciudades ha hecho que el suelo se haya convertido en el vertedero de ingentes cantidades de basura municipal.
En 2012 los desechos sólidos urbanos sumaban alrededor de 1.300 millones de toneladas anuales y se piensa que ascenderán a 2.200 millones de toneladas para 2025.
La FAO destaca que nunca se ha realizado una evaluación del problema de la contaminación de ese recurso a nivel mundial, que necesita ser abordado con métodos científicos ante la falta de armonización y de datos fiables entre las distintas regiones.
La única estimación global se hizo en 1990, cuando se calculó que había 22 millones de hectáreas afectadas por dicho problema, si bien ha estado subestimado, como muestran los últimos datos recopilados.
El Gobierno chino calcula que el 16 % de los suelos del país están contaminados y Estados Unidos tiene más de 1.300 sitios catalogados como "contaminados", mientras que en Australia ese número asciende a 80.000, y en Europa y los Balcanes hay unos 3 millones de esos lugares. FAO